La Rabia, la Ira, El Odio.
Qué excelente sensación de adrenalina, de desprecio; pero es más que un calor en el pecho parecido cuando se ama, es un placer que sólo las grandes pasiones nos hacen enloquecer.
Pero es posible que nos saque de quicio, que nos descontrole y nos haga perder la razón; que nos lleve a hacer cosas impensables, de ésas locuras que sólo se hacer por amor.
También nos altera los nervios, nos extralimita y nos hace tan tontos, tan torpes.
El odio como el amor nos deja ciegos, pero nos despierta lo que casi nunca sentimos realmente: El Corazón.
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