(...) La salida daba al primer "jardín", se aferró a su valentía como mujer a su cartera y miró detenidamente cada esquina.
Era un espacio amplio, con algunas bancas y unas casetas donde vendían "comida", a éstas le llamaban el buffet. No había nadie, nada se movía y sólo se sentía la presencia del viento y de los "espantos" que un compañero alguna vez dijo.
-"Correr, como pueda..."- Dicho y hecho. Salió corriendo a la caseta más cercana... Esperó. Nada se movió. Volvió a echar un ojo al lugar, y no lo creía. No había nadie. ¿Un motín? No hay cadáveres, o signos de lucha de alguien, o algo. No había cascos por el suelo y escudos destrozados como en el último intento. Pero, debia aprovechar.
Corrió hacia la segunda caseta, ahora estaba a una sola caseta de la siguiente puerta, que daba a la "Santa Sede" como le llamaban. Alguna vez un residente asesinó al Sacerdote de paso.
Corrió una vez más, pero ésta vez fué derecho a la puerta, que también estaba ajustada. -"Me siento en un videojuego". Pensó.
Con su valentía desgastada, agitado por su pobre estado físico (aunque hacía ejercicio) y con algo de hambre, haló la puerta.
Recordó la vez que tuvo que pasar por el gran corredor de la "Santa sede" en los primeros años, cuando recibía visitas. Pero era hora de hacer su propia visita.
Miró para los balcones de las suites, cada rincón, cada pared; respiraba profunda y lentamente para escuchar atentamente cualquier ruido. Nada. Nadie.
Dobló a la derecha para ir a la salida, a la izquierda estaba el "jacuzzi", el lugar de castigo. Siguió para salir al cuarto jardín, por que las otras puertas estaban en otra dirección. El cuarto jardín era el más "bonito", allí estaban los de menor sentencia, los del "kinder". Los que literalmente iban de paso. Por lo general eran adolescentes rebeldes que querían demostrar lo que no eran. Y que en éste lugar, aprendieron a serlo.
Allí tampoco había nadie. Estaba cansado de esperar que alguien apareciera. El suspenso lo mataba tanto como a ustedes.
Allí no había casetas, por que era más que obvio que padres, amigos, novias y madres de sus hijos venían a dejarles comida. Tenían más derecho, la ley los quería un poquito más.
Ya no corría, sabía que no había nadie y no quería desgastarse más. Siguió derecho, por toda la mitad del jardín, mirando atentamente y casi sin espabilar. Otra puerta ajustada, otro mundo. Siguiente Nivel.
Éste no era un pasillo sino un gran salón, como el de la entrada de una mansión, con la diferencia de que acá ni había tanta decoración y no disfrutabas mucho tu estadía. El hotel era 3 estrellas como máximo.
Cada vez muchísimo más cerca.
Pero, había una diferencia con las otras estancias. Habían residentes.
-"Menos mal no corrí para pasar el jardín." Pensaba. Y era verdad, ahora sí debía sacar sus fuerzas para correr rápido y muy lejos. Faltaba tan poco.
Lo peculiar fué que nadie notó su presencia. Todos estaban acostados en sus "camas". Éso era un tanto extraño, la puerta al abrirla hizo un ruido relativamente fuerte como para no percatarse de que alguien está allí. Se acercó a una estancia mientras confirmaba su sospechar. -"Muertos".
No había signos de lucha o resistencia, pero sí se notaba claramente la sangre manchando el colchón y la rigidez del cuerpo sin vida. Ya se había acostumbrado a ver escenas así.
Supuso que el resto de los que estaban allí estaban sin vida. No quería cerciorarse.
Otra vez estaba frente a otra puerta pero ésta estaba abierta de par en par, y era la puerta que daba al "Lobby" del Hotel. Unas cuantas rejas más y estaba afuera.
Nice!!!!!
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